5 de julio de 2011

LA CÓLERA DE NÉBULOS

Acantilados de papel, 363: Alrededor de Luis Alberto de Cuenca




FICHA:
ALREDEDOR DE LUIS ALBERTO DE CUENCA

de VV.AA., antologado por Javier Vázquez Losada
Edita: Neverland Ediciones
Madrid, febrero de 2011
Género: Ensayo
Encuadernación: Rústica
ISBN: 978-84-937450-6-6
264ginas. 17 euros.
Página del libro.
Imagen de la portada: Fernando Vicente
Prólogo de: Javier Vázquez Losada.
Nota preliminar: Luis Alberto de Cuenca


COMENTARIO de Francisco Javier Illán Vivas.

“Ya nada puedo hacer para evitarme el sofoco de ver impresas las generosas y desmesuradas aportaciones que se dan cita en este volumen. Bueno, sí puedo, y voy a hacer, algo que rebaje y mitigue mi bochorno: agradecer, muy de verdad, los textos reunidos por Javier y consagrados a mi humilde persona; decir al recopilador y a los más de cien recopilados que estoy en deuda con ellos, y
last, pero no least, congratularme de que me pasen estas cosas estando vivo, porque muerto no tendría tanta gracia”, estas letras del homenajeado, Luis Alberto de Cuenca, escritas en junio de 2010, avisan al lector de lo que va a encontrar en las 260 páginas siguientes y le preparan para disfrutar de un personaje que los amantes de la poesía estamos reivindicando, pero no sólo nosotros.

El libro está dividido en tres partes: Trabajos críticos sobre la obra de Luis Alberto de Cuenca, Otros intelectuales opinan sobre Luis Alberto de Cuenca y Ficha biobiográfica de Luis Alberto de Cuenca, un oportuno colofón, esta última, a un libro que tuvo su nacimiento en Internet, tendencia que parece va a llevar a la edición en los próximos años, aunque los amantes del papel no puedan evitar reunir, como en el caso que nos ocupa todo ese material subido a “la nube”, en un libro que se pueda tocar y oler.

Espero que Javier Vázquez me perdone la osadía, pero la primera parte me pareció muy pesada, demasiado, y no fue hasta que entré en “Otros intelectuales opinan...” cuando la lectura del presente libro me pareció una festiva cascada de anécdotas, poemas, semblanzas y demás, algunas de las cuales, por sí solas, merecen leer este libro dedicado a un poeta necesario en este atormentado principio de siglo, como apunta Eugenia Rico.

El contenido del libro, y su origen, los textos publicados en “la nube” de Internet, no puede tratarse simplemente de una retahíla de simpatías, porque aquí se han publicado cien testimonios, pero ya nos avisa el antólogo que podrían haber sido doscientos, o trescientos, o miles, y para que tantas y tan diferentes personas coincidan en que estamos ante un precursor en la poesía española de finales del XX, que sería mezquino no reconocerlo, lo difícil de clasificar de su poesía de línea clara, su lenguaje poético transparente, coloquial, cotidiano y de fácil acceso para el lector, original, irónico, cazador perspicaz de la miseria humana, poco sectario... en fin, podría estar poniendo ejemplos que harían interminable este comentario, y lo que pretendemos es que el desconocido lector o lectora de estos Acantilados se acerque al personaje, al hombre- amigo de sus amigos-, al magnífico y ameno conversador y descubra más de cien facetas diferentes de su obra.

Y si tuviese que quedarme con alguna porción de tan especial tarta, releería una y mil veces los textos de Eloy Sánchez Rosillo y de Félix Grande.

PD: Creo conveniente recoger aquí quiénes son los antologados:


Agustín Calvo Galán, Agustín Fernández Mallo, Alejandro Céspedes, Álvaro Muñoz Robledano, Amalia Bautista, Ana Martín Puigpelat, Ana Merino, Andrés Amorós, Ángela Vallvey, Antonio Colinas, Antonio Rodríguez Jiménez, Arturo Tendero, Aurelio González Ovies, Beatriz Villacañas Palomo, Carlos Martínez Aguirre, Carlos Marzal, Chus Visor, Clara Sánchez, David Torres, Eduardo García, Eloy Sánchez Rosillo, Elvira Lindo, Emilio Calderón, Emilio Pascual, Emilio Porta, Enrique Gracia Trinidad, Enrique Villagrasa, Espido Freire, Eugenia Rico, Fanny Rubio, Felipe Benítez Reyes, Félix Grande, Fernando Beltrán, Fernando Marías, Fernando Sánchez Dragó, Francisca Aguirre, Francisco Balbuena, Francisco Rico, Francisco José Peña Rodríguez, Francisco Juan Rodríguez Oquendo, Graciela Baquero, Guadalupe Grande, Guillermo Carnero, Irene Zoe Alameda, Javier Lostalé, Javier Puebla, Jesús Cotta Lobato, Jesús Egido, Jesús Marchamalo, Jesús Munárriz, Jesús Urceloy, Jon Juaristi, Jorge de Arco, José Corredor-Matheos, José Luis Gutiérrez, José Luis Morales, José Luis Morante, José Manuel Caballero Bonald, José María Merino, Juana Castro, Juana Vázquez, Juan Carlos Mestre, Juan de Dios García, Juan Manuel de Prada, Juan Pedro Aparicio, Juan Van-Halen, Julián Díez, Julia Uceda, Julio Martínez Mesanza, León de la Hoz, Lorenzo Silva, Luis Antonio de Villena, Luis Felipe Comendador, Luis García Jambrina, Luis Mateo Díez, Luis Muñoz, Manuel Jurado López, Manuel Vilas, Mario Cuenca Sandoval, Marta Rivera de la Cruz, Martín Casariego, Miguel Losada, Pablo García Casado, Paula Cifuentes, Rafael Herrera Montero, Rafael Reig, Ricardo Virtanen, Rogelio Blanco Martínez, Roger Wolfe, Román Piña, Santos Domínguez Ramos, Túa Blesa, Vanessa Montfort, Vicente Gallego, Vicente Luis Mora, Yolanda Castaño, Yolanda Sáenz de Tejada.

2 de marzo de 2011

Reseña LAC en Mundo McGregoriano

Nueva Reseña Macgregoriana: Alrededor de Luis Alberto Cuenca

FICHA DE LA EDITORIAL

Opinión de Joseph B Macgregor

Tengo que confesar que antes de leer este libro mi conocimiento sobre Luis Alberto de Cuenca era muy limitado y superficial. Conocía su faceta como tertuliano en programas cinematográficos o literarios como Qué grande es el cine de José Luis Garcí, Las noches blancas de Sánchez Drago o en publicaciones de culto como la revista de cine Nickelodeon. De Cuenca se me aparecía siempre como un sujeto peculiar, muy culto, con un sentido de la erudición nada pedante, elegante y educado, sobrio y mesurado pero a la vez apasionado con aquellos libros, cómics o películas por los que demostraba su fascinación. Tampoco desconocía su afición por las librerías de viejo, los libros “raros”, su labor como traductor de obras de culto de la literatura y en consecuencia su faceta como divulgador de joyas literarias que de no haber sido por él no habrían sido publicada nunca en nuestro país.

El único libro que tenía hasta este momento en mi biblioteca relacionado con Luis Alberto Cuenca es un suerte de Trilogía Poetico-Galáctica , dirigida y coordinado por el autor, y que atiende al sugerente título “Que la fuerza te acompañe” (El Gaviero, diciembre de 2005), recopilación de una serie de poemas inspirados en la célebre saga cinematográfica de Star Wars, firmados, entre otros, por Lorenzo Oliván, Raúl Quinto, Elena Mendel, Javier Rodríguez Marcos, Antonio Lucas, Vanesa Pérez-Sauquillo o Ana Merino, un libro bastante curioso e insólito.

En ese sentido, los textos incluidos en Alrededor de Luis Alberto Cuenca sirven, en primer lugar, no sé si para hacer justicia pero si al menos para completar aún más el perfil de un autor que considero todavía bastante desconocido en nuestro país; no creo que mi caso sea único o nada extraordinario, y cuya importancia como autor y poeta me parece, a juzgar por los artículos leídos, digna de revindicar.

Es cierto que el libro resulta una suerte de panegírico en torno a la figura de Luis Alberto ya que todos son loas y alabanzas en torno a su persona pero no es menos cierto que cada uno de ellos – en su inmensa mayoría – coinciden en una serie de puntos que no pueden ser producto de la simpatía, amistad o el compromiso de los firmantes. Por citar dos ejemplos: su aportación en la vanguardia poética española como un autor inclasificable o difícil de encajar en ningún grupo poético concreto de su época (debido a un estilo muy personal, diferente y absolutamente reconocible) y su importancia como precursor en su reivindicación de lo mítico, las sub-literaturas, el cómic o el cine como excusa para hacer literatura. Personajes de tebeo, de cine, de novelas de evasión, etc. aparecen en sus textos no sólo a modo de cita sino como esencia o fuente de inspiración. Siendo un hombre de gran cultura, huye de lo críptico o del elitismo para hacer una poesía cercana y con la que es fácil identificarse. En definitiva, un libro que provoca gran interés por conocer y profundizar en su obra, no sólo poética sino también en sus traducciones, ensayos literarios, etc.

JOSEPH B MACGREGOR

LAC y Peter Pan en la revista LEER







24 de febrero de 2011

Conoce a Ana Victoria Vázquez Cossío

PINCHA AQUÍ PARA VER SU VÍDEO DE PRESENTACIÓN:
Conocer al autor.com

Nacida en Santander, en el seno de una familia de artistas y artesanos, la vocación por la escritura de Victoria despertó al abrigo de los clásicos que poblaban las estanterías de su hogar familiar.

Tras cursar estudios de Magisterio en la Universidad de Cantabria y realizar diferentes cursos y másteres de Diseño e infografía 3D, actualmente trabaja en Madrid como formadora, correctora y guionista multimedia y mantiene un blog en el que pueden encontrarse artículos de creatividad, técnicas narrativas, cuentos y relatos breves, así como artículos de carácter personal.




1 de febrero de 2011

José Manuel Contreras entrevista a Victoria en La SER.


Para escuchar la entrevista, pinchad AQUÍ.



White Creek Manor en CULTURAMAS

White Creek Manor. El secreto de los Hawkins

Por José Vaccaro Ruiz.

White Creek Manor. El secreto de los Hawkins. A. Victoria Vázquez. Neverland Ediciones.

En una zona pantanosa de Louisiana, al sur de los Estados Unidos, transcurre “White Creek Manor (El secreto de los Hawkins)”, emplazada en el siglo XIX. En un entorno donde la bruma, la humedad y el calor dan pie a todo tipo de leyendas de monstruos sedientos de sangre, salidos de las aguas cenagosas del bayou. El cruce y el enfrentamiento de las razas y civilizaciones de los esclavos llegados de África con los colonos blancos es el caldo de cultivo, denso como la atmósfera que rodea el lugar de la aventura, el amor y la fantasía tienen su asiento.

Al lugar acude el protagonista, Edward Hirst, un pintor inquieto, bohemio y enamoradizo que nos irá narrando en primera persona su viaje desde Inglaterra y su estancia allí. En una prosa directa y próxima, la autora, A. Victoria Vázquez, nos hace llegar el espíritu abierto y libre de Hirst, enfrentado a nuevas experiencias, fuerzas ocultas y personajes torvos en una lucha que, página a página, va adquiriendo un ritmo cada vez más vivo e intrigante hasta llegar a un final explosivo.

Si alguna referencia puede darse con otros autores, y por elevación, creo que Robert Louis Stevenson y Bram Stoker serían los más cercanos a esta joven autora dotada de una solvencia lingüística y una aparente sencillez narrativa ciertamente envidiables. Párrafos breves y diálogos vivos dentro de un tono que, si por clásico entendemos la bondad, lo es White Creek Manor.

La forma de desarrollar la trama implica al lector, haciéndole sentirse protagonista, logrando algo tan difícil en la literatura como es identificarse con las cuitas y los sentimientos de Hirst. Esa cercanía es uno de los valores de la novela, con una estructura de capítulos cortos que crean la necesidad y el deseo de seguir avanzando en la lectura. En este sentido, la historia se desarrolla firme y sin flecos innecesarios, de una forma lineal pero contundente, desgranando sin prisas pero sin pausas cada elemento de la narración en su momento justo, lógico y preciso. No hay juegos de manos ni fuegos artificiales, nada que no esté plenamente justificado, distraiga o se aparte del núcleo de la narración, de ahí que atrape desde el principio. La incardinación, particularmente al final, de los personajes en la explicación de los hechos, permite mantener un suspense permanente que solo tiene solución en las últimas páginas. Aunque dejando que el cierre de la historia, la última vuelta de tuerca, deba hacerla el lector, cada lector, por sí mismo. Otra de sus virtudes.

La novedad, los personajes, la prosa y los aspectos sugerentes de la historia son partes de una estructura literaria puestos al servicio, de manera perfectamente trabada, como piezas de un reloj de precisión de la obra en su conjunto. La comodidad y el encaje con que todos estos elementos se incardinan en cada palabra, en cada frase de la novela, son un deleite. Igual que un río que en partes de su curso tiene rápidos o meandros hasta llegar a entregar sus aguas al mar, así es de ajustada White Creek Manor. Ese agua, ese elemento purificador, siguiendo con el símil, es el elemento utilizado por Victoria para construir su novela, y la topografía por donde discurre es la que ella construye y ajusta con su buen oficio de escritora, como un guante en cada línea.

En un momento que el propio formato del libro en papel está en crisis, e industrializada (en el peor sentido de esa palabra) su producción, capítulo aparte merece la cuidadísima edición realizada por Neverland Ediciones. Es el digno marco, la última pincelada del óleo en forma de novela, White Creek Manor, pintada por las manos de A. Victoria Vázquez. La parte gráfica que acompaña como icono el inicio de cada capítulo es un placer, al igual que la distinta caligrafía diseminada por el texto… Sin olvidar los bocetos en forma de apéndice gráfico, supuestamente realizados por Edward Hirst, de los protagonistas del relato. Ello aproxima aun más, si cabe, al lector, a la historia y a sus personajes. Un complemento de lujo a las humildes manchas de tinta sobre papel en forma de palabras que dan soporte a la imaginación creativa de la autora.

Coque Malla en MONDOSORONO. Entrevista al autor Antonio Dyaz

18 de enero de 2011

Alrededor de Luis Alberto de Cuenca


Prologuista: Javier Vázquez Losada

Sinopsis

"Alguna vez pensé que la dedicación a la política acabaría matando al poeta que había entregado a la imprenta obras tan emblemáticas y perdurables como La caja de plata oPor fuertes y fronteras. Pero la inspiración de Luis Alberto de Cuenca, lejos de agostarse, nos ha brindado en estos últimos años una de sus entregas más hondas y serenamente conmovedoras, Sin miedo ni esperanza, en la que, rehuyendo el énfasis jeremíaco, se nos habla del dolor de ser hombres, que a la postre viene siendo el tema recurrente de su poesía. Hace algunos años, Luis Alberto de Cuenca definió su estética —fundadora de un nuevo clasicismo— apelando a una expresión procedente del ámbito del cómic, “línea clara”. Sus poemas, en efecto, son de “línea clara”, puesto que abominan de esa petulancia abstrusa con que algunos disfrazan la pacotilla; son de “línea clara” porque confían en la capacidad de la palabra para designar estados de ánimo, pasiones, pasadizos de la conciencia que otros poetas prefieren confinar en el brumoso ámbito de lo “inefable”, que con frecuencia es la coartada con la que se disfraza el timo autista o la verborrea vagarosa. Pero que sus poemas sean de “línea clara” no significa que la poesía de Luis Alberto de Cuenca rehúya la pujanza de lo oscuro; por el contrario, pocos poetas de nuestro tiempo se han atrevido a indagar con tanta decisión en esos continentes de turbiedad que acechan la naturaleza humana.

Luis Alberto de Cuenca sabe que somos híbridos de ángel y demonio, atraídos igual por la luz y las tinieblas; sabe también que el amor —el Amor— es un sentimiento redentor, a la vez que un agujero negro que nos convoca entre sus fauces y nos despedaza. En De amor y de amargura (Renacimiento, Sevilla, 2003), Diego Valverde Villena ha espigado, con tino y perspicacia, la poesía amatoria de Luis Alberto de Cuenca, logrando capturar en unas páginas el universo intransferible de un poeta que es a un tiempo vitalista y escéptico, exultante y angustiado, risueño y afligido. En estas páginas, el amor es celebración y catástrofe, victoria y agonía, generosa donación y cruel canibalismo. Encontramos aquí, junto a celebraciones luminosas en las que la mujer amada se erige en un atlas de belleza, descensos a los sótanos del amor, donde el amante siente crecer “la rabia inútil, los mastines del odio / y estos muros de cal en mis ojos dorados”. En esta antología encontramos también una de las proclamaciones de amor más abrumadoramente hermosas de la poesía contemporánea:

Mientras haya ciudades, iglesias y mercados

y traidores, y leyes injustas, y banderas;

mientras los ríos sigan vertiendo su basura

en el mar y los vientos soplen en las montañas,

mientras caiga la nieve y los pájaros vuelen,

y el sol salga y se ponga, y los hombres se maten;

yo te estaré queriendo, vida mía, en la sombra,

mientras mi pecho aliente, mientras mi voz alcance

la estela de tu fuga, mientras la despedida

de este amor se prolongue por las calles del tiempo.

Luis Alberto de Cuenca posee el don secreto para renovar los topoi eternos, liberándolos de hojarascas retóricas, revitalizándolos con palabras de nítida frescura y una pizca de sarcasmo. Y posee, desde luego, una gracia leve, nada estridente, para invocar esa ansiedad, ese sentimiento de exterminio mutuo que aflige a los amantes, cuando se saben “náufragos en la hiel del desengaño” y el “silencio que es olvido” se derrama sobre “el huerto concluso / donde el amor reinará”. Pero los amantes, a la postre, “no están dispuestos a olvidarse”, y otra vez se enzarzan en su batalla, otra vez se matan y se dan vida, se enviscan y azuzan, se arañan y se odian y arden en la hoguera de su destrucción, en cuya llama resucitan.

Luis Alberto de Cuenca ha entendido mejor que nadie la naturaleza paradójica del amor, medicina y veneno para nuestro dolor de ser hombres."

Juan Manuel de Prada

Presentación el viernes 4 de Febrero en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, a las 19:30 h. Acudirá el propio Luis Alberto, así como varios de los reputados autores de la obra.
Presentamos una obra imprescindible: Alrededor de Luis Alberto de Cuenca

"Luis Alberto debería resultarnos antipático, porque es demasiado erudito, alto y generoso para no sospechar de él. En otro mundo, un hombre atractivo y alto, amable y modesto, no debería recurrir a las malas artes de la literatura y la poesía. Ama a una mujer rubia y élfica, una delicada flor de acero que tiene la indecencia de llamarse Alicia. No cabe nada que hacer frente a un hombre así, salvo rendirse. Pero yo decidí no rendirme. Presentemos batalla. Luis Alberto ama a Beowulf y a Hamlet, a Snorri, a todos los nibelungos con su orgullo bilbaíno con la misma desesperada ansia que yo, pero sin la pasión casi erótica que a mí me domina. ¿Quién es Fafnir?, puedo gritar al viento, y Luis Alberto contestaría. ¿Dónde habitó la madre de Grendel?, y él lo sabría. Luis Alberto (creo yo) ama el instante, y eso le hace disfrutar de una conversación inesperada, y de melodías halladas en el AVE y de un aceite nuevo y casi prohibido porque, precisamente, es delicioso. Y sabe, y a veces, por delicadeza, oculta que sabe. Y eso lo hace especial y adorable; su modestia, su carácter, su exotismo. Lo que debió ser. Lo que es."

Espido Freire

APARICIONES EN PRENSA:

· * Radio LA COPE, Programa LA LINTERNA

· * CULTURAMAS informa

· * CULTURAMAS reseña

*

Revista LEER




4 de febrero, presentación del libro homenaje de Luis Alberto de Cuenca

15 de enero de 2011

Nueva reseña Macgregoriana: White Creek Manor (El secreto de los Hawkins)

White Creek Manor (El secreto de los Hawkins)

  • A. Victoria Vázquez
  • Espacio Uno
  • ISBN:978-84-937450-5-9
  • PVP:23,95 €

(Ficha de la editorial)

OPINIÓN DE JOSEPH B MACGREGOR

White Creek Manor (El secreto de los Hawkins) es un libro que me ha sorprendido gratamente y que me gustaría aconsejar no sólo a los amantes o aficionados a la literatura de terror, gótica o fantástica sino a cualquier lector que quiera disfrutar de una novela de evasión de gran calidad, pese a algunos defectos que considero poco importantes.

Me parece realmente insólito en una escritora tan joven que esa pretensión de contar una historia con toques clásicos no termine quedándose en eso… en una mera pretensión, en un ejercicio denso, casposo o anticuado. Muy por el contrario, la autora consigue aunar un estilo que evoca las novelas fantásticas de corte victoriano con la agilidad de un texto de evasión y aventuras actual. Hay una preocupación, sin embargo, por que tanto los narradores de los tres bloques que conforman la historia así como los personajes se expresen tal y como hablaban en la época que les tocó vivir. Pero simultáneamente A. Victoria Vázquez – autora que no conozco absolutamente de nada - huye también de cualquier intento de barroquismo, de la excesiva adjetivación, de las descripciones prolijas; y a pesar de todo plasma perfectamente el estilo de este tipo de novelas de misterio y suspense que tanto me apasionaron de pequeño o adolescente. A veces, me daba la impresión de estar leyendo a una pariente de Conan Doyle.

Como señalé anteriormente, la novela se divide en tres partes: una introducción en la que un joven en descubre unos documentos sobre el protagonista de la historia que ha desaparecido en extrañas circunstancias; una segunda – que sería la más extensa y prolija y forma el armazón de la narración – en la que se nos hace partícipe de la odisea de dicho personaje a través de la lectura de los diarios descubiertos por el muchacho; y una tercera en la que un editor intenta encontrar el paradero de éste y que sirve para conocer los detalles sobre el final del conflicto. La novela finaliza con una especie de epílogo en el que el joven que descubre los diarios intenta cerrar los círculos que quedaron abiertos en los anteriores textos con desigual fortuna.

La peripecia principal está centrada en New Orleans y tiene todos los componentes que convierten a una historia de este tipo en interesante: una misteriosa y atormentada familia (como los Usher de Poe) formada por dos hermanos , magia y vudú, un pantano, un anciano barquero que tararea una misteriosa canción, una historia de amor enfermizamente romántica; leyendas y maldiciones relacionadas con dichos rituales – no se emocionen, no sale ningún zombie – y un animal extraño (que se asemeja, según cuentan, a un cocodrilo gigante) y que va dejando – como El Perro de Baskerville - un reguero de víctimas, cruel y salvajemente sacrificadas, a su paso. La diferencia con la famosa aventura de Sherlock Holmes es que mientras a la maldición del perro se le daba una respuesta racional, aquí la magia y lo sobrenatural está muy presente a lo largo de toda la narración.

Efectivamente, como señalé al comienzo la novela tiene algunos defectos que, desde mi punto de vista, quedan mitigados por la fuerza del conflicto central que me pareció apasionante. Entre estos aspectos mejorables yo destacaría sobre todo el comienzo del viaje en barco del protagonista con destino a New Orleans que pienso dilata en exceso ya que en realidad dicha singladura tiene poca importancia en relación a los acontecimientos posteriores. De igual modo, pienso que alarga la resolución del enigma un poco y que quizá debía de haber ofrecido el clímax de la historia unos capítulos antes; hay demasiadas víctimas antes de llegar a ese momento. Sin embargo, me ha parecido una historia tan original, que no cae en tópicos de ángeles y demonios o vampiros new age sino que acude a las fuentes clásicas para ofrecernos un libro de misterio, terror o suspense como los de antes.

JOSEPH B MACGREGOR